7 ago 2007

LA NOTICIA...

Corrían los días de julio de hace seis años. Definitivamente era mi último verano entero ahí. Lo que comenzó como una diversión y después un reto, me empezó a enfermar. Tengo excelentes recuerdos de Canadá y sobre todo del camp Celtic, pero en esos momentos yo ya estaba harto. Cuidar niños, mojarme, pretender saber hacer cosas para enseñarlas, desvelarme, desmañanarme, bañarme incómodo, baños compartidos, cambios de cabaña semanales, etcétera, me tenían hasta el cepillo. Tenía claro que era la última vez en mi vida que estaba ahí para trabajar y nadie de los míos sabía lo que era. Todos oían de mis experiencias cuando regresaba. Con el pasar de los años, mis anécdotas fueron variando. Primero era mi impresión y decepción sobre las instalaciones y mi complicación para comunicarme; después eran mis deseos por volver a vivir la experiencia; de ahí mis ganas de lograr ser parte del Staff y el reto que eso representaba; después las Canadienses que se veían y las Canadienses que lograba me hicieran caso, y así sucedían mis regresos y sobraban las historias que nadie lograba aterrizar. Absolutamente nadie de los que forman y formaban parte de mi vida "real" conocían a ciencia cierta lo que era: cómo olía, cómo se veía, cómo me desenvolvía (recuerdo aprovechar esas escapadas a tierras lejanas para ser como antes no era y que ahora un poco ya lo soy), qué tan frío era el lago, qué tan mala era la comida, qué tan atlético parecía al final de los dos meses, qué tan ridículo me veía cantando canciones en la fogata para todos con mi raro acento, qué tan distintos son los niños, qué tan efectivo era mi sistema semi militarizado con los escuincles de mi cabaña, qué tan desapegada sentimentalmente es la gente de por allá, en fin, a nadie constaba mi escape y el cariño sui generis de los "míos de allá", y a estos últimos tampoco les constaba que los "míos de acá" existieran. Eso significaba un vacío en mi vida. En lo personal me gusta compartir lo que me gusta, mostrarlo, y eso era como dejar incompleta la vivencia y simplemente no me resignaba a ello.

-"Ordinario! Ordinario!!"-
Con el mismo acento que ya llevaba más de un mes escuchando diario a todas horas, alguien gritaba buscándome mientras se llevaba a cabo el juego del día con los niños, el cual implicaba separar al Staff en dos equipos de género al igual que a los campers, cada equipo a su vez separarse en defensiva y ofensiva, y cuya meta es llevar una bandera a un punto medio sin ser tocado por la defensa del contrario, antes de que el otro equipo lo haga.

-"What?" - (que de hecho seguramente se escuchó "juat?")
Grité respondiendo un poco disgustado. De los juegos esos, ese era el que más me gustaba y en el cual la competencia entre el Staff era más entretenida.

-"Phone call"-
Solamente yo gozaba de esos privilegios. Estar lejos de casa tanto tiempo, aunado a mi capacidad de conseguir, y a mi insistente novia en turno que estaba al otro lado del charco viajando con amigas por España, habían hecho que el hijo del dueño del campamento, un niño de once años mas o menos, me hubiera ido a buscar en su bicicleta para llevarme a su casa y contestarle el teléfono a esa que había llamado ya como diez veces y seguramente lo tenía harto...

-"Hola Chaparra, cómo te está yendo?" -

-"Bien Flaco, extrañándote"-
Me sorprendía que esta vez no estuviera llorando.

-"Yo igual"-
...
Palabras más y menos nos pusimos al tanto después de no más de cinco días sin hablar
...
"Ya falta poco para verte Flaquituuuooou!"
El "uuuoouuu" era nuestro código. Todas las parejas tienen alguna ridiculencia de ese tipo, no?

"Ya se, ya tengo ganas de regresar a la casa, estoy cansado"

"Pero está padre allá, no?"
"Padrísimo pero ya tuve suficiente. Cómo me gustaría que conocieras"

"Sí, estaría chingón"
Noté un leve cambio en su tono de voz pero no me alertó para nada.

"Deberías de venir Pequito"
Así le decía "Pequito" surgido de "Puerquito" aludiendo a su nariz y tono de piel, y como le molestó la primera vez que se lo dije, no cesé hasta que lo consintió.

"jajajaja"
"Sí, Cuándo llegas? A qué hora voy por ti al aeropuerto?" (con tono de broma)


... silencio de como diez segundos...

"Hey! Te ando hablando, q traes?"
No tenía mucho tiempo para hablar con ella y que se quedara callada era muy molesto.

"Nada... Cómo supiste?"

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhhhhh me gustò!!!
Me dejas en super suspenso burro!

Chilanga Catastrófica dijo...

QUIERO MAAAAS... me gusta el suspenso pero que no pase mucho tiempo!!
Besos miles multiplicados.

Anónimo dijo...

verte y saberte recorrer esos tus caminos encerrados por años dentro de un caja, me hacen pensar en el ordinario que conocí con una playera tipo polo, un gorra, unos pantalones de mezclilla, unos tennis y una historia a cuestas... sigue andando y gracias por permitirme recorrer estos tus laberintos internos, anonimamente yo

ElOrdinario dijo...

Mis queridas Ave y Catas:
El suspenso lo juro no es a propósito! Prometo que en cuanto tenga chance le sigo. Gracias y un besote.
Senseionymus:
Siento que me viste en pañales esa ocasión que nos conocimos. La imagen la guardo como uno de mis mejores tesoros...también el detalle de acercarme los kleenexs (así se escribe? los pañuelos desechables pues!) en cuanto llegué y me senté en esos cojines rodeados de alfombra que tantas locas y cambiantes peroratas salidas de mi boca han escuchado atentas. Gracias por todo y espero q esta historia suene igual q cuando la escuchaste de primera mano, es la idea. Abrazos.

Anónimo dijo...

No mamut! Te pasas!Desde aca buscando un ordinateur para que no hayas escrito nada!

Anónimo dijo...

me imagino perfecto en tus aventuras por alla pero me gusta leerlo porque cuentas detalles q normalmente no contarias y eso me gusta!