13 ago 2007

EL INICIO...


Hoy me puse una de las camisas que cargaste junto con los posters desconocidos desde Europa para mí. Después de seis años, todavía se ve aceptable. Ya me queda bien. Me acuerdo cómo le sobraba tela cuando en ese tiempo terqueaba en usarla. Ahora que ya se le nota la edad, me queda como si me la hubiera probado...


Todos en el campamento ya sabían de su visita. Su principal cómplice, la esposa del director y dueño del campamento quien también funge como la enfermera, se notó sorprendida cuando me le declaré conocedor de sus raros planes. A final de cuentas teníamos que organizar alguna actividad mientras estuviera ahí. No me imagino qué hubiera pasado si yo, con niños a mi cargo en una cabaña y apareciendo en la plantilla de maestros programada, me hubiera topado sin previo aviso con su blanquísima cara ya en el campamento.


La situación me obligó a hablar con el Director. Es obvio que me dio tremendo gusto que alguien de los míos de aquí fuera a conocer tan importante locación en mi vida, pero recuerdo que resultó un poco estresante pedir "vacaciones". De alguna forma conseguí el permiso. Quería pasar un par de días en el campamento para que lo conociera y me conociera ahí, así es que aparte tuve que pedir que nos reservaran un cuarto y otra vez, lo conseguí. No solo un cuarto sino una cabaña entera, pero esa estaría esperando en su momento.



Los planes resultaron. Había que llevar a un grupo de niños paisanos a Toronto justo en la fecha, así que me subí al camión con Keester (monumento de persona y no hablo en términos físicos; excelente amiga y tremendamente genuina, lo que para mí es aplaudible) y viajamos cuatro horas hacia el sur en ese incómodo "Bus" amarillo.



Ya en Toronto, después de la entrega de los que llevábamos, el transporte y mi amiga regresaron al norte para volver al día siguiente por nosotros (si esa fuera nuestra decisión) y otro montón de mexicanos. Yo tenía que planear pero no tanto; había que preguntarle qué quería hacer. Era muy posible que a su llegada, después de más de diez horas de vuelo y la mala vida de Europa en modo mochilazo, no querría moverse en días. Yo esperaba que sí. Tantos años yendo sacramentalmente a ese país y no conocer nada fuera de la residencia estudiantil de Toronto en la que me quedaba cuando no cuadraban horarios de traslado al campamento y mi avión, su aeropuerto, y obviamente el mentadísimo Celtic de mis amores, era una mentada. Así es que, antes o después de visitar el campamento, proyectaba aprovechar esos días para conocer junto con ella. Tenía unas cuatro horas para encontrar hotel acorde a mi presupuesto. Decidí apostarle a que llegaría muerta de cansancio y reservé en el Sheraton del aeropuerto para no tener que trasladarnos. Esa noche por lo menos tenía que estar cómoda y algo lujosa. La verdad es que yo también estaba ávido de bienestar, me emocionaba dormir en cama y no en litera, bañarme en un baño limpio y sin nadie al lado pero sobre todo con agua constantemente caliente, etcétera. No recuerdo si me instalé en la habitación antes o si esperé a que llegara, solo tengo claro que ahí descubrí que mi tarjeta de ahorro era aceptada y podía pagar con ella.


Llegó la hora y yo algo enfadado de estar ahí sin actividad volteaba a la pantalla cada treinta segundos. Por fin apareció la leyenda que anunciaba que el avión estaba en tierra. Me paré nervioso y ansioso. Mientras caminaba hacia la puerta pensaba en lo mal que había hecho un par de semanas antes. Suerte la mía que nadie del campamento se había enterado de mi relajito en el camión amarillo con KS. Todos sospechaban, y es que desde que teníamos doce años y éramos campers nos gustábamos. Todavía tengo un anillo con su nombre grabado y ella mi toalla verde con naranja que cursimente nos intercambiáramos como coqueteo. Año tras año, la última noche de su estancia, la descubrían entre el pedazo de bosque que separa a las cabañas de hombres y mujeres yendo hacia la mía, y se hizo famosa por su insistencia. Solo una vez lo logró. Llegó a despertarme sin importarle que el maestro estuviera también dormido dentro y, a todos incluyendo a este último, les dio risa cómo el mexicano se peinaba sorprendido cuando la sentí sentarse de golpe en mi colchoneta. Apenas alcanzó a reírse con ellos cuando la corrieron por imprudente. Así es que después de todo esto que les narro: qué tan raro sería que el mexicano y su eterno amor norteño, después de tanta cerveza, por fin se faltaran al respeto?


Ya teniendo a la vista la puerta de la cual mi novia iba a salir, la culpa no era tanta. Era la primera y última vez que le haría eso. Lo ordinario e hijoputa que soy ahora ni siquiera se asomaba en aquel tiempo, de hecho hasta la fecha no soy partidario de esas traiciones, ahí me aventuré. Tenía que borrar eso de mi cabeza si no quería ser descubierto. Sacudí la cabeza y busqué distracción. Nunca pensé que el comprar un buqué de flores de cinco dólares casi treinta segundos antes de que saliera con su mochilota en la espalda y una sonrisa de oreja a oreja buscándome, y taparme la cara con él para sorprenderla cuando casi chocamos de frente, la marcaría para siempre. Ya colgados los tacones, me contaron un par de sus amigas lo relevante que fue para ella ese detalle. Nos extrañábamos y me emocionaba mostrar a alguien el Lado B que para mí en ese momento era ese país. Lo que no sabíamos era que esas casi dos semanas juntos era el inicio de nuestra despedida...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios Santo! No te podrás quejar que intrigada me dejatis y me sigues dejando...

ElOrdinario dijo...

Ave Leña:
Saber que estás en Perú (que seguramente está increible) y que buscas compu para ver si hay novedades aquí, me tiene contentísimo. Gracias y cuídate mucho.

Anónimo dijo...

Hace algunos dias platicaba con la bruja sobre ti (como ya sabes ella tambien te quiere mucho) y me decia de como ha ido percibiendote, no solo en tu transformación física, sino tambien tu crecimiento como ser humano (cuando habla sobre ti tiene un brillo particular su mirada) y definitivamente has crecido (la camisa que te pusiste lo confirma), decías en tu escrito anterior que te vi en pañales; verte andar desde ahi, pasar por los shorts hasta los pantalones largos, ha sido y es un privilegio; recuerdo el encuentro de la bruja y la que colgo el tacón, cuando la primera no tenía ni idea de la segunda, y esa tu mirada profunda al escucharme contarte, me dí cuenta que en tu corazón habitaba esta historia afectiva que ahora leo,en un gusto presenciar que te permitas fluir, un abrazo. anonimamente yo

Anónimo dijo...

Este tipo de experiencias nos enseñan, como bien lo dijiste, que el comienzo es siempre el comienzo de la despedida. Y a pesar de eso si nos dieran a escoger vivirlas de nuevo o saltarlas, creo que escogeriamos lo primero.

En suspenso como el resto de tus lectores...

El primero

ElOrdinario dijo...

Senseyonimus:
Ese encuentro! Me dieron ganas de contarlo, a ver si más adelante. Me encanta saberme querido por la Bruja. Existió una conexión muy especial y pareciera que la Que Colgó el Tacón le habló muy bien de mi (los otros 3 lectores han de estar diciendo: "q pedo con estos locos?" Ojalá algún dia encuentre las letras pa explicar). Espero seguir disfrutando de su amistad como de la tuya, a ambos los re-quiero.
Gracias por esas palabrotas...seguido me pregunto qué hubiera pasado si alguien más me hubiera sacado o tratado de sacar del hoyo? Qué sería!?

Mi estimado Primeronymus: Gracias por volver. Sí, todo empieza a morir cuando nace, qué más simple mensaje necesitamos para darnos cuenta que hay que vivir y sentir? Esta experiencia que ando narrando en pedazos es fuerte pero muy enriquecedora... tal vez la más difícil de decidir si la quisiera borrar; lo que sí es un hecho es que no me quejo y he sabido sacar lo bueno...a fin de cuentas soy un Ordinario convenientemente mentiroso...olé!

Anónimo dijo...

si creo que los demás estan dudando seriamente de nuestra cordura, y no los culpo yo tambien lo he dudado, sin embargo te confirmo que en mi corazón la puerta esta abierta y te re quiero (que en mis palabras es te quiero un chingo) un abrazo, ah la bruja te manda otro, anonimamente yo

Chilanga Catastrófica dijo...

Mi adorado... Te adoro. Me parece que fue Borges quien dice que "escribir es el mejor remedio para la infelicidad" o el mensaje es ese... me da gusto que hayas encontrado esta vía para exorcizar y en todo caso terminar de poner en perspectiva mente y corazón (ya se, eres un camarón... no son dos cosas) y en una de esas hasta ponerlas en orden. Te quiero tanto más que hace muy poco. Te abrazo y te sigo leyendo...