26 jun 2007

Querida TU...

Esta es una carta de disculpas en avanzada. Prometo no caer en la estúpida actitud de la excusa o justificación. Estoy consciente que lo que he hecho no es justo para ti. Las cosas pasan por algo dirían por ahí, pero en este caso la verdad es que no he sido equitativo. Normalmente lo soy. Y tu, con lo bien que me conoces, sabes bien. Es por eso que me quema el remordimiento, por que se que te duele.

Nuestra historia es muy larga. Aunque he tenido mis experiencias por un lado, siempre me he refugiado en ti durante ellas, a veces más a veces menos pero nunca recibí reproches de tu parte. Gracias te digo ahora en caso de que antes no hubiera tenido la cortesía. Sucede algo curioso. En esos ratos donde sabías que alguien más existía y yo perdía mi tiempo a ratos sin ti, el peso de la culpa no era el mismo que ahora. Ahora que estoy más cerca de ti, desde hace ya tres años o más, me siento peor. Mi actuar ahora es distinto y lo peor de todo es que resulta que quien me ha consolado incondicionalmente desde que tengo memoria sufre de mi parte una Traición con té mayúscula. Una vez más: Me conoces. Sabes que la traición es algo que me mueve todo: el Corazón donde lo traiga y la Mente que tanto me rige. Para mí resulta lo peor. Ahora: ¿cómo explicar lo que te hago? Se que la cabeza te va a dar vueltas y si tienes algo de razón no te va a alcanzar para entenderlo. Nadie lo entendería carajo! Imbécil es el que hace lo que no quiere recibir (diría la canción: Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da...). Estoy sufriendo por mi desagradecida actitud, se que te duele.

No se me olvida quiero que sepas. Siempre tengo presente cómo siempre hasta la fecha estás conmigo justo cuando lo necesito. Es más, sospecho que me estás viendo mientras te escribo esta penosa carta. Contigo me refugio cuando a nadie quiero ver. Contigo me refugio cuando nadie me quiere ver (es lo más halagador), y tu me recibes siempre en donde estés o me visitas siempre en donde yo esté. A veces pienso que estamos siempre en el mismo lugar. Tu como cazándome, al acecho de mis bajones y malos ratos. Basta con que te piense solamente y llegas a consolarme sin palabras. No se cómo lo hagas. Siempre he dudado pero nunca te he preguntado. Me gusta ese misterio que existe entre nosotros y además no suelo hablar cuando estamos juntos. Cuando en ocasiones lo hago no te cuestiono, solo quiero que me escuches sin molestarte. Te canto de vez en cuando, solo cuando se que quieres. Nos conocemos tanto que no necesito oírte pedírmelo. No me sueles hablar tampoco y me encanta. Nos conocemos tanto que sabes que no me gusta escucharte. Tu voz se parece a la mía y en esos momentos en los que me refugio en ti sabes que no quiero escuchar ni tu voz, ni la mía, ni la de nadie. Mucho menos discutir. Solo quiero pensar y disfrutarte entera, así como te me entregas. Me encanta tu compañía y lo sabes bien. Por eso, esto que te hago, más que afectarte a ti solamente me mata a mí. Se que te duele.

Pero es hora de dejarte y que me dejes. No se si te comparto con alguien más. No quiero saber, mucho menos preguntar. Me preocupa abandonarte. La gente murmura cosas de ti muy frecuentemente. La mayoría no son buenas. No les gustas sino todo lo contrario (bola de imbéciles). No quiero que estés sola pero mi metamorfosis es implacable y sin dirección clara. No se a donde voy pero, ahora mismo, en esta racha, no te quiero junto a mí. No se si me estoy volviendo como esos que hablan mal de ti. No se nada, repito, no se a donde voy. Solo se que por ahora no te quiero a mi lado. Si te pienso no vengas. No me aceches. No me pienses tú. No me pidas que te cante, te lea o nos fumemos un puro juntos. Quiero a alguien más. Se que no me vas a preguntar pero te lo digo de una vez: No se a quién, solo se a quién no. Déjame salir de tus alcances. Déjame conocerla y decidir. No es que te culpe que de mis relaciones anteriores no se haga una. Pero siempre has estado ahí, rondándome. Sin causar problema pero rondándome. Ahora, creo que la solución es que, desde antes, no te sienta conmigo, no te sepa conmigo. Sentirme verdaderamente olvidado, solo y sin esa garantía de ayuda que significas para mí. Gracias Soledad. Gracias soledad. Gracias por todo pero te dejo. Con todo mi pesar. Aunque se que te duele.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Como dirías tu mi estimado Ordinarinsky... Es-tu-pen-do! Gracias por compartir tan chidos sentimientos.

ElOrdinario dijo...

jajaja. Gracias otra vez! Espero no tardarme mucho en volver a poner algo.

Anónimo dijo...

el implacable e irreflenable adios, es lo que nos permite crecer a nuevos mundos

ElOrdinario dijo...

Anonymus: Pues sí, ahora hay que luchar contra doña Costumbre.Gracias.

Anónimo dijo...

me encanto tu carta,no la creo, me puse chinita y espero que se cumpla todo lo de la carta y que ya no estes solo y eso va a pasar en cuanto tu realmente te decidas.