25 jun 2007

Mis luchas y "luchitas"...

Me doblo de la risa con frecuencia últimamente. Estos recientes alcances de mi personalidad me fascinan aunque también me asustan. Debe ser la novedad. No cualquiera se vuelve hijo de puta como si nada. Cosa distinta es cuando alguien nace hijito de puta y se vuelve hijazo de puta con la vida. Ahí la transformación o perfeccionamiento sí debe ser sutil y falto de notoriedad. En mi caso y en el caso contrario en el que dejan de ser hijos de puta los que así nacen para convertirse en benévolos, es verdaderamente cicatriz de vida. La cual yo encuentro realmente interesante.
Existen rachas... bueno, en mi caso existen rachas. No me extraña por que soy un hombre de esos, Rachero de corazón. No se si por convicción o naturaleza, pero racherazo para todo. A veces pienso que esa es la razón por la cual no he podido encontrar mi media naranja real (sin dependencias patológicas o cuasi patológicas por lo menos), y la misma razón en ocasiones le achaco a mis excelentes relaciones amistosas (las que son). Siempre hay una sorpresa para todos. Bueno, eso pienso, capaz que estoy equivocado... pensándolo bien: yo creo sí estoy equivocado. Nada más me hago a la idea de lo que me gusta. Estoy suponiendo solamente.

-Me vas a invitar a dormir?- Me dice con cara de coqueta, tanta que me da desconfianza.

-Yo? No.- Los novatos en esto de la hijoputeada tendemos a tener nuestros momentos de especial sensibilidad a lo que José Grillo dicta en automático, a veces.

-Aaaay, por qué no?

-Por queee... cómo le vas a hacer? Tus papás? Tu "fiancé"?- Me puse nervioso y seguía sensible pero ya para ese momento me daba cuenta. Había que repararlo y portarme como el cabrón que por el momento represento! Carajo!

-Eso yo lo veo y me encargo.- Me dijo antes de poder reparar mi falla anterior, pero esta vez ya nada me paraba: Romper el Hijoputómetro (como dice Pedro Juan) era mi tarea.


-Si? Pues yo no te voy a invitar. Si quieres tu convencerme a mí, adelante.-Nótese que esta frase la dije con tono de: mira amiga, te estoy haciendo el favor (A final de cuentas tenía que posicionarme de vuelta, qué no?).

-Bueno, a ver cómo pero yo me subo a tu coche y dormimos juntos, no se cómo le vaya a hacer.-

-Es, tu, pen, do.- Y me despedí.


24 horas después, más o menos...

*El hijito de puta, osea este interlocutor, está más filoso que nunca y ya medio sabroso con unos rones encima*


- Ya? Nos vamos?- Le digo directo cuando nos "encontramos casualmente" en el bar de siempre (Debido a mi estado traía al cabrón hijazo de puta reforzado).

-Sí. Ya- Creo que empezó a contestar antes que terminara yo mi pregunta. No se si por ganosa ella o por que mi cara trasmitiera tal lujuria en ese momento que por lo tanto era estúpidamente obvia la cuestión que saldría de mi boca y no había necesidad de esperarme a terminar mi ladrido.

-Pues ya. Te espero afuera.- Solo me faltó agregar el "pero de Ipso Facto" y tronarle los dedos. De plano en ese momento no se asomaba el sensible. Pepe Grillo estaba o dormido a esas horas o ahogado ya con los rones.

Empezó la lucha. Ting ting ting... A dos de tres caídas y sin límite de tiempooo. Fue necesaria la tercera y aunque seguramente existió un ganador, no fue muy claro el resultado. Fue una lucha a morir y sin descanso como han sido con este contrincante. Cada encuentro en el cuadrilátero se ha vuelto más y más técnico, seguramente por eso se ha vuelto interesante. Por lo menos para mí. No quiero andar de hablador. Es ella, mi contrincante, la que debe de juzgar. Suelo hablar de más por los demás. Supongo mucho (Si no me tomo el tiempo de pensar detenidamente lo que supongo, lo supongo real. A veces me doy cuenta que no y me pongo tres coscorrones mentales que incluyen una perorata estúpida como la que acabo de escribir).
De cualquier forma, en lo que íbamos:

-Qué?- Digo, se me queda viendo todavía después y no quiere que reaccione? A poco esperaba más!?

-Nada.- me contesta cortante pero con cara de niña chantajeando al papá.

-Ah. Está bien.- Me sorprende cómo la hijoputez no se me baja.


Suena el teléfono. El arrendamiento del cuadrilátero ya ha sido vencido. Me preguntan si quiero renovar. Por supuesto que no.


-Súbase pues guapa, vámonos.- Le dije abriéndole la puerta de atrás de la camioneta. Caballero siempre yo, aunque esta vez no me acuerdo si mi gesto de amabilísima lindura estuvo acompañado de una nalgada. Me parece que sí.

-Atrás?- Me dice como si no le quedara claro que si estoy abriendo la puerta de atrás es porque es atrás. Peca de fingirse ingenua.

-Pues sí, mejor no? - Se me hizo atinado fingir que lo sometía yo a su atenta consideración.

-Siii? Tu como chofer?- Me pregunta como haciéndome el favor.

-Sí, yo como chofer- Por no decirle: Estúpida, no te das cuenta que lo que no quiero es que te vean conmigo bajo ninguna circunstancia? Pero le sonrío y asiento.

-Jijiji, ok.- Responde y se sube.


He llegado al punto que ya ni lástima me da. No me conmueve ya el infierno de realidad que esta mujer, que seguramente en algún aspecto es valiosa, está viviendo. Al principio inclusive me traía pensando, ahora no. Como que esa parte de la hijoputez sí se alcanzó a arraigar en este su servidor. A final de cuentas no es mi problema. Yo camarón, ya habíamos quedado.


-Me quieres?-De la nada me pregunta.


Levantando la ceja derecha (se muy bien que ese gesto me hace ver lo suficientemente grotesco como para llamar la atención) dirijo mi mirada por medio del retrovisor a su cara. Lo más intensamente que pude y se puso nerviosa. Sin decir nada, bajo la mirada y trato de olvidar lo que me acaban de preguntar, me río adentro como yo se y subo el volumen de la canción. Siguió hablando pero ya no escuché, solo la vi haciendo muecas, era como haberle bajado el volumen a ella. Creo que lo que dijo fue que no le importaba pero que ella a mi sí me quiere. La verdad a mi tampoco me importa.

Estos son momentos, son rachas. Por ahora soy un hijo de puta, muy cerca de llegar al grado de hijazo. Quiero conocerlo o conocerme en todo caso en esa circunstancia. Explorarlo para después volver y buscar un equilibrio aunque no lo quiero permanente. El conocer mis alcances me dará la oportunidad de poder aplicar la actitud correcta para el momento adecuado. Por lo pronto los gigantes se están enfrentando. Tantos años en el pedestal que me hiciera ver el Sensei tienen que terminar. Pero el gigante que lo detiene se defiende como lo que es. Ahora la gárgola que representa mi lado siniestro (el hijo de puta) ataca esos dominios en donde aquel está o estaba tan arraigado. Yo lo único que espero es que los dos queden lo demasiado heridos para no protagonizar más en mi vida y que José el grillo ponga la suficiente atención en la experiencia para dar el correcto consejo en la circunstancia adecuada o si no, ya de perdida se calle la boca cuando no sepa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jesús! Que te puedo decir? Tu no te preocupes. El ave lo hace por ti.

ElOrdinario dijo...

Ok Avesinsky. Gracias!!! Y gracias por leerme.

Anónimo dijo...

la hijoputez es una privilegio que se alcanza cuando no tenemos la suerte de tenerla de "nacencia" al final solo es el otro lado de la misma moneda, el gigante y la gargola son uno solo y siempre ha sido asi, por eso las luchas son tan interesantes, al final ambons son igual de fuertes y se fusionan

ElOrdinario dijo...

Anonymus, Gracias. Pues que se partan la madre!

Anónimo dijo...

todos tenemos nuestro hijo de pu y nuestro pepe grillo solo q predomina mas uno q otro en algun momento pero la mayoria no lo notamos solo actuamos asi