29 jun 2007



Pensándolo bien...




Tengo tantas ganas de decírtelo pero no se cómo. Cuando te veo mi vida tiembla entera. Ahora que estoy tan lleno de confianza y que siento que tengo los caminos abiertos de par en par me topo contigo. Te veo venir a la puerta emocionado como un niño para verme y mi mundo se centra en ti. Los negocios se acaban, las llamadas se ignoran y los compromisos se posponen. Todas las ventanas se cierran excepto la tuya. Observarte apresurar tus piernas cansadas y tensas para dar pasitos que apenas separan tus pies del piso y que haces que te lleven a la puerta lo más rápido posible para encontrarte conmigo, literalmente me mata. Me hace pedazos. Esa emoción que sientes y no me dices pero que yo te robo viéndote a escondidas por la ventana cada vez que toco el timbre de tu casa, hace que yo recuerde la misma que yo te dejaba saber cuando despertabas temprano como siempre, a las cinco de la mañana, y yo ya estaba en tu cama dormido al lado de ti, pegado a ti después de haberme arriesgado a dar un azotón y asustar tu sueño cuando bajaba casi de cabeza de mi cuna (estratégicamente colocada ahí para tenerme tranquilo) para después subirme a tu cama y tenerte cerca, cerciorarme que respirabas y acompañarte en tu sueño que pareciera siempre el mismo.


Tengo ganas de decírtelo pero no se cómo. Es más, no se si decírtelo. No quiero que se interprete distinto a lo que siento exactamente. Hace tiempo que te veo apático. Ya no te gusta estar aquí. Apenas disfrutas algo o por lo menos apenas demuestras el gusto por algo. Tu herramienta de vida que fuera la visión se terminó y eso ha hecho que te apagues como una vela corta de oxígeno, poco a poco. Las siluetas que percibes significan fantasmas para ti en vez de ilusiones. Preferirías ya no ver nada, que tu mundo oscureciera para siempre y no acordarte que algún día disfrutaste tanto viendo, haciendo y seleccionando colores, los que fueran tu vida entera. Tu respiración cada vez es más complicada e interrumpida: Inhalaciones cortas y exhalaciones en dos o tres tiempos como si quisieras apenas lo necesario en tus pulmones y nada más. Tu cuerpo cada vez más curvado y tenso. Si te viera tu hermano Toño no estaría nada contento "Cada vez que estés jorobado acuérdate de mí" me decía aludiendo a sus complicaciones de vértebras y cerciorándose que no siguiera sus pasos. Tus rodillas ya están cansadas de cargarte. Te ayudo a sentarte y te pongo de pie y me lo agradeces pero no te gusta. Las primeras veces solías disculparte diciendo cosas como "quién me iba a ver ahora siendo ayudado por ti" fingiendo desconocer la vida y sus crueles vueltas. De la misma forma yo te respondía fingiendo no percibir cuánto te duele no ser el mismo y así los dos juntos fingíamos y nos reíamos fingidamente de la situación. Ahora ya no me dices nada y dejas que te ayude en todo. A ninguno de los dos nos gusta. La bella interacción de viejo y joven que a tantos enriquece a nosotros nos mueve todo, y es que en muchas cosas somos iguales, por genes, por experiencias, por amor.

Estoy considerando el no decirte. No quiero que sepas nunca. Ni en este mundo, ni cuando tus pies ya no te sean necesarios por estar volando arriba de nosotros y estés viendo las flores y colores que tanto te gustan otra vez. No quiero que sepas que ya no te quiero ver sufrir. No quiero que malinterpretes y te vayas molesto, esto es una rara combinación de pensar y sentir que no se transmitir. No eres necesario pero en la mejor de las formas. No te hagas el fuerte ni fingas verme a los ojos. No pretendas mover la silla y acompañarme a la puerta cuando me voy sin que me de cuenta la travesía que es para ti lograrlo. No te pares en la puerta y simules vigilar mi partida aunque no puedas ver. No eres necesario en mi vida, ya me has enseñado todo. Bájame de tu lomo, ya no quiero jugar al caballito contigo. Lo que soy es por ti y tu enseñanza tácita de tantos años. Ahora afloja y dime que no ves. Que necesitas un abrazo. Que cuando te peino te gusta. Que te lleve de cenar. Que te lea. Que te platique. Que me acerque a ti por que tu voz ya es muy baja. Que te parta la comida. Que cuide que no te ensucies. Dime que ahora yo soy necesario para ti que no tiene nada de malo. Dímelo pero no en mis sueños. No me digas que tienes miedo de morirte cuando yo estoy dormido pensándote. Cuando quieras irte vete tranquilo. Mátame de dolor pero vete tranquilo que aquí te voy a pensar y vivir. Aquí te voy a llorar como ahorita lo hago. Aquí te voy a grabar en mi piel y vas a vivir conmigo y los míos. Prometo hablar de ti. No vas a ser olvidado nunca.

Ya lo pensé y no quiero que sepas nunca. No quiero que te vayas nunca.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta ahora lo mejor que conozco de ti.
"Nunca te hagas viejo", me decían a mí.

Anónimo dijo...

sentado entre fantasmas, sombras y realidades de mi propio cuento, inclino mi cabeza y con mi mayor amor y mi mejor respeto clamo a mis viejos, algunos siguen compartiendo los dias lluviosos, otros igual de importantes viven en mi corazon y mi alma, a todos ellos GRACIAS POR SER Y ESTAR

ElOrdinario dijo...

Ave: Gracias. Que bueno que te gustó. El Indocumentado definitivamente es el más indicado para sacar lo bueno de mí.

Anonymus: En lo personal comparto la satisfacción q describes. Es reconfortante sentir a los "adelantados" con uno. Gracias Sensei.

Chilanga Catastrófica dijo...

Extra-Ordinario de mi amor... de todo lo que descubrí el día de hoy, no me desharía de nada. Pero definitivamente no puedo evitar tener imágenes propias de este post y sentirlo más cercano. Todo lo demás me tocó de distintas formas el alma, pero tu Indocumentado lo puedo casi oler y sentir por la memoria de mi propia infancia y por la relación que llevas con él, que tanto se parece a la de aquel tocayo tuyo y la mia... No pude evitar las lágrimas. Te quiero.

Chilanga Catastrófica dijo...

PD. Y no se van nunca... yo lo sé.

ElOrdinario dijo...

Catas: Q suertudos somos. Me da gusto haberte ayudado a traerte (aunque se q no lo necesitas) al Tocayo a tu cabeza. Se que te encanta. Gracias.

Anónimo dijo...

no pude evitar llorar porque todos tenemos a nuestro viejo q no queremos dejar ir y tu me lo hiciste recordar, es hermoso lo q escribiste y me encanta ser de las personas que tienen oportunidad de leerlo. gracias