12 jun 2007








Hasta las jodidas Pitayas...

Hace 3 días que la imagen no para. Me sentí en una escena de película para ser sincero: Ahí yo, en silencio y observador, con música de carretera de fondo (indigna para un soundtrack por cierto), con mis neuronas viajando por su lado como si no quisieran ir conmigo a este viaje de trabajo... no me cuesta nada, imaginar mi jeta de disque-nostalgia... fum, percibo algo que le quita el "disque" y se vuelve real:


"PITAYAS A 300 M" decía textual el anuncio...


con buena letra pero sin ese extra que requiere la publicidad de éxito en estos días. Escrito sobre una manta que quiero pensar originalmente era blanca, pero por estar colgada de los señalamientos de la carretera que cruza la laguna seca de Sayula se ha vuelto entre gris y cafesosa. Eran letras grandes hechas con pintura en aerosol negra. "Pitayas" y "a" puestas justo arriba y casi tocando "300 m" que apenas cupieron. Aferrado con un mecate el anuncio, parece que no soportará por mucho las corrientes de aire que causamos los que pasamos a su lado.

Lo leo y mis neuronas me alcanzan, creo que estaban en Europa en ese momento; todavía no me dicen exactamente en donde, solo tengo esa información. Con su llegada me reactivan la peculiar capacidad de recordar insignificantes experiencias, que ahora que pienso, por el hecho de recordarlas pierden ese adjetivo, es decir, pierden lo "in" claro está y se vuelven memorias. Momentos con eme mayúscula.

Durante ese desmadre de auto-opiniones narradas, me transporté abordo de esos significantes o insignificantes recuerdos a otros tiempos y espacios* . Casi siento cómo regresan las neuronas viajeras y saludan efusivas a las que quedaran de guardia. Comienzan los recuerdos.Y me ví como en película otra vez.

Me ví con semblante parecido al que me causara el mentado letrero, pero esta vez de agovio y frustración. No estaba tan cómodo como en estos días. Eran comienzos del juego secreto o al menos discreto, donde compartíamos equipo y en todos había duda, menos en nosotros, aunque nunca lo platicáramos. Pasante, mandadero con sueños de profesional, en mi carrito rojo y en otro viaje de trabajo, en otros tiempos, a otro lugar. Venía de regreso, exhibido por el cliente, sin resultados concretos, con el tiempo encima para llegar al edificio "D", verte y fingir que toda la situación era rutinaria en mí, pretendiendo ser un profesional como siempre lo he hecho, pero en aquel tiempo nadie me lo creía, ni tu ni nadie. Muerto de calor pero con el uniforme puesto "los abogados deben de vestir traje", aunque fuera barato. Corbata, camisa larga y arrugada después de tantas horas -odio andar arrugado, antes más que hoy pero sigue sin gustarme-. Ruidos en mi coche que no soporto pero me veo tratando de ignorarlos subiendo el volumen y cantando. Estresado en un pueblo chico, con una laguna enorme, pocos semáforos, calles tranquilas y clima templado, no era el lugar, era mi realidad la que me incomodaba, en esa te conocí. Aún así me paré y compré Pitayas, muchas. Todas para ti como supiste pero que nunca te las dí, no me acuerdo ni por qué, solo me acuerdo haberme reprochado la compra... qué no era lo suficientemente jodida mi tarde como para ahora preocuparme por esas jodidísimas frutas?.

Se esfuma el recuerdo y vuelvo al fum que me deja ver el letrero pasar. Esas Pitayas a trescientos metros no las compré para ti ni para nadie. Para ser sincero la velocidad no me dejó ver siquiera si alguien las vendía, iba rápido. Así de rápido espero cesar de pensar en tí. Pierdo mi tiempo mandando contingentes de neuronas a lugares por mí aún desconocidos y me aborda el coraje. No lo soporto ni me lo explico...al final me río y volteo a ver al piloto. Se ríe conmigo, no sabe por qué ni le interesa. Seguramente piensa que me reí de algo que me exponía y que obviamente no escuché por estar con mi cara de imbécil y se pensó cómico cuando yo, mirando al lado de la carretera, con un motín de neuronas nómadas y sedentarias, perdía el tiempo y la oportunidad de escuchar algo más interesante y rentable para mi realidad actual... todo por unas jodidas pitayas que nunca te dí.

*Cuando en nosotros, cada quien por su lado y escondidos en nuestra particular cueva de sentimientos pateados por la vida que nos tocó, había certeza silencia que con el tiempo, lo que ambos a propia versión llamamos cariño, iba a interactuar, y no sabíamos que esa interacción crearía una explosif mélange que a nadie dejaría contento.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Digno de leerse y re-leerse. Aunque no me quedo claro el sentimiento que surge ante todo esto...

Anónimo dijo...

Puros recuerdos, significantes o no, pero recuerdos queridísima Ave.

Anónimo dijo...

méndigas pitayas no cabe duda que esas cáscaras con espinas ¿guardan? un fruto muy blando

ElOrdinario dijo...

Blandísimo Anonymus 2. Yo creo más de lo que pienso. La verdad, no quiero ni descubirlo. Saludos.

Anónimo dijo...

eso es lo maravilloso, lo blando que nos enseña que es necesaria la hijoputez