28 oct 2008

YA CON ESTA ME DESPIDO...

Aquí estoy aquí sigo
con la mirada clavada a la nada
con la mente en nuestro suceso anclada
con la experiencia que duele tanto vivida como pensada
sin otro rumbo fijo más que justo a donde me decidiste esperar
sin otro menester urgente más que el de aprender a vivir contigo en paz
deseoso de en unas líneas plasmar mis disculpas y homenajes que por lo menos a diario te habría de dedicar...


Sigo pensándote y conmemorándote extrañamente contento. Consentido por tus manos de energía y guiado por tu luz de viva aunque de eso no tienes ya nada. Encantado por tu fuerza de vigencia y conectado sin explicación a esa banquita de parque que en días está invadida por el pasto y flores y en otros no; la misma que sintió mi peso cuando te vi alejándote por última vez en tu carro negro y con tu vestido de madera; la misma que sintió mis manos apretándola cuando me di cuenta que ese era mi último momento de remota cercanía contigo; la misma que oyó el crujido de la ramita por esas mismas manos y en ese mismo momento rota, que guardé y que en tu séptimo aniversario encontré en la caja que guardaba tus imágenes, regalos y otras cosas; la misma que me ha cargado cuando la visito para juntos recordar el dolor, terapia infalible para recordar el lugar de mis cicatrices; la misma que ha recibido flores y te las ha guardado celosa para que las veas y las huelas en algunos de tus cumpleañosnocumpleaños; la misma que sirve de apoyo a mi corazón y lo sostiene para que de vez en cuando lo visite y lo explore, lo contemple y lo ensaye en mí, o simplemente lo vea de lejos cuando por la prisa de evitarme ser muy visto llego tarde y me voy temprano en tus misas del 25 de agosto...

Te escribo a por primera y última vez en esta serie que con esta nota termina, a sabiendas que no es la última vez que te piense, te sienta o te sepa alrededor como ya has estado. Ya plasmé en mi librito negro el inventario de tus cosas por mí recibidas y guardadas en la caja congeladora de recuerdos por siete años: flores secas, juguetes, llaveros, postales, otra caja con cartas que aún no he leido, peluches, una botella que sirvió de pecera, portaretratos y más; ya me atreví a ver tus fotos y reirme con ellas y contigo; ya me di a la tarea de escoger de éstas la que ahora luce en el portraretratos que un par de años esperó para sostener tu carita y que ahora orgulloso la presume en la oficina de mi madre tras haberse enamorado del detalle y haberme ordenado, muy a su estilo, que voluntariamente se lo cediera...

Gracias Chaparrita.

6 comentarios:

Chilanga Catastrófica dijo...

"Es hermoso partir sin decir adiós, serena
la mirada, firme la voz. Si de veras me buscas, me
encontrarás, es muy largo el camino para
mirar atrás. Qué más da,
Qué más da, aquí o
allá..."
Al escribirla me parece que no tiene sentido, pero fueron las primeras palabras que se agolparon en mi mente al terminar de leerte (y casualmente son de Serrat).
Todos deberíamos aprender a despedirnos sin decir adios... justo así como tu. Qué orgullosa estoy de tenerte en mi vida.

Chilanga Catastrófica dijo...

Oye... ¿pero ya no vas a volver? Me rehuso, me niego, protesto!!! En todo caso, abre una casa nueva, anda... vine a re-leerte porque hoy te re-extraño.
Yo Mera.

Anónimo dijo...

Nombre! Sí retacho, nomás no se cuándo. Ya algo se me ocurrirá contar, a toro pasado como suelo. Un besote, gracias.

Chilanga Catastrófica dijo...

Puede que la Catastrófica esté de vuelta... besos muchos.

Chilanga Catastrófica dijo...

Ya tiene un año que te fuiste... no tienes algo que contar? jeje... Te mando un beso.

elordinario dijo...

Ya un pinchi año!?