27 jun 2008

LLORANDO EN LA OFICINA
-un título sin sentido ni contenido digno para encabezar un texto dedicado a mi maestro guerrero...-


Mi corazón creativo está por ti bloqueado. Cada caricia que dejo en tu cabeza, orejas y cara, agota mi necesidad de expresar. Es todo lo que tengo, nada más en mi vida resulta apasionado, mi entrega total es a ti, por mil razones, pero la principal es por amor...

Te juro que si me lo pides lo hago. Que dios y mi amiga la Calaca me condenen con lo mismo si no te cumplo tus deseos, he dicho. Nada más pídelo y encuentro la forma de hacértelo fácil...

Es para mí ambas; cada día una tortura y una bendición... ¿para ti?...

Cómo quisiera tener la naturalidad y agallas para ser interlocutor entre tú y la luz a la que todos iremos; negociar la calidad de tu bienvenida y acompañarte a caminar a la puerta, la paz, tu y yo, juntos; después poderme despedir de ti a lo lejos y ver en tu carita una sonrisa marcada como las que hace tiempo que no te salen, ver en tus ojos cómo se reflejan los colores que tanto extrañas, verte comiendo todo lo que has imaginado en tu agonía, verte pintando los cuadros inconclusos y repitiendo los que dejas de firmar cuando alucinas, verte moviéndote como antes y flotando como nunca, así, tan feliz, que pueda dar la vuelta y regresar sin mirar atrás donde te dejo, ni siquiera con el horrible espejo del arrepentimiento; cómo quisiera hacerlo sin ofender...

A mí que me digan si es posible y sin pensarlo (por que creo en lo justo), te cambio tus pensamientos por los míos, tu miedo por mi inseguridad, tus ganas por vivir por mis ganas de dejar de ser así, mis piernas por tu corazón y mis risas por tus lágrimas escondidas y camufladas con esa capacidad de mantener tu rostro sin gesto, tu afán de proteger por el mío de joder, tu miedo por ver a mamá y papá por el mío de verme en el reflejo del agua juzgadora...

Hace dos noches me dijiste, como no desde hace mucho se ha vuelto costumbre: "Te quiero mucho", pero remataste amarrando un cabús nuevo al tren de ideas que solemos intercambiar a cuentagotas. Agregaste un "Eres mi hijo preferido" antes de que me permitieras tratar de inducirte al sueño leyéndote el libro en turno. Letras por leer que nunca tuvieron sentido y repercusión en mi cerebro y que fueron lanzadas al aire por mi boca sin hacer escala en mi consciente que estaba entretenido por la noticia, que no fue tan noticia pero, que hizo llorar a cada uno de mis poros y reír descaradamente a cada uno de mis pensamientos, para después callarlos de tajo y sin piedad con un golpe de culpa por pensar lo que pienso: por imaginarte paradito en el límite de una piedra con vista al precipicio tan temido; por imaginarme detrás de ti, dudoso y expectante, hablando para convencerte de lo contrario a lo que mi ordinario gemelo, también detrás de ti y al lado de mí muy cerca, te pide y orilla; de verte inseguro y con miedo, con ganas y hartazgo, con resignación y tu espíritu bélico-pasivo, muy pasivo; de verte peleando contigo, contra ti y para ti. No quiero escuchar lo que el ordinario dice pero no lo puedo evitar. Es posiblemente real lo que te dice con cariño y sin rodeos parado a la misma distancia de ti como yo, suena convincente. Aunque mis oídos no lo perciben, ni los tuyos, tengo la certeza de que el mensaje, como a mí me llega, lo hace contigo... callado pero contundente. Tal vez así como dice de suave sea al fondo del espacio al que quiere que caigas. Tal vez así como dice la fuerza de la gravedad sea menor y disfrutable. Tal vez así como dice tengas tiempo de verte de niño y ver tus aventuras que la enfermedad ha estado callando cada vez que te deja afónico y sin fuerzas al hilar más de cinco palabras. Tal vez así como dice tengas tiempo de viajar por los lugares que extrañas. Tal vez así como dice te encuentres en el camino flores, árboles y frutas que tanto disfrutabas. Tal vez así como dice puedas hacer lo que siempre hacías, pintar, caminar, cantar, pero también lo que nunca hiciste, tocar un instrumento o escribir con tu manita un mensaje que deje tatuados nuestros corazones y en una de esas hasta mi piel. Tal vez así como dice tengas tiempo de leer estas y otras líneas que te he dedicado. Tal vez así como dice vuelvas a disfrutar en ese viaje todos los extenuantes días de tu vida, pero con la certeza de que allá abajo, en donde tus huesos irán a estrellarse para dejar de serlo, la paz, el pasaporte de regreso y la calidad de ángel, te van a ser entregados para tu uso y abuso.

Tal vez sí, tal vez no. Yo solo veo que mi ordinario se aproxima más y más a mí; que mi piel ya se está combinando con la de él; que lo que él tiene en el pecho izquierdo se está metiendo a mi corazón y que cuando ambas cosas se combinan dejan en mi boca un sabor a culpa, a mierda; que sus manos son más grandes y fuertes que las mías y las opaca; que mi cara está cambiando, no es la de él ni la mía (que son las mismas), es más parecida a la tuya, a la que hace años que no veo y ahora menos, pero en mi recuerdo sigue siendo La tuya; que su sonrisa se fusiona con mi débil gesto que tiembla, y lo convierte en mueca, y me da miedo por que esa mueca es de las que se pintan con la resignación, pero también me asombra por que está acompañada por unas lágrimas multicolores que queman, bellas como tus creaciones, de óleo, acuarela y pastel.

Me estoy quedando ciego y tus piernas están temblando al mismo ritmo que las mías...